Los cinco principios del YOGA

7/30/20244 min read

Cuando vas a tu primera clase de yoga, seguramente, piensas que el yoga va de flexibilizar el cuerpo y hacer posturas más o menos complejas. Hasta que, con el tiempo, te das cuenta de que hay mucho más. Que eso sólo es la primera puerta de entrada la mayoría de las veces.

Swami Vishnudevananda (maestro indio y discípulo directo de Swami Sivananda y que llevó las enseñanzas del yoga tradicional al mundo occidental de forma práctica y accesible) enseñaba cinco principios básicos para vivir de forma más equilibrada.

Y no son cosas imposibles ni hace falta irse a la India para ponerlas en práctica.

Son cosas bastante sencillas, que en realidad tienen mucho sentido.

Te las cuento como yo las entiendo y las vivo:

1. Respiración adecuada

Puede parecer obvio, pero a veces se nos olvida respirar bien. Vamos por la vida en modo rápido, con respiraciones cortitas, medio entrecortadas… y sin darnos cuenta, eso nos carga y nos agita más.

En el yoga, se habla de pranayama, que es básicamente aprender a regular la respiración de forma consciente. No solo cómo respiramos, sino también el ritmo, la profundidad, el momento. Y eso influye mucho en cómo nos sentimos, tanto en el cuerpo como en la mente.

En momentos en los que noto que algo se acelera dentro —un poco de estrés, prisa, o simplemente mucho en la cabeza—, parar un momento y hacer un par de respiraciones lentas me ayuda a volver a mí. Es como aterrizar de nuevo en el cuerpo.

2. Ejercicio adecuado

En yoga, a las posturas se les llama asanas. No son ejercicios para “ponerse en forma”, ni para practicar la flexibilidad. Son movimientos y posiciones que ayudan a estirar, fortalecer y soltar el cuerpo, pero también a calmar la mente.

Muchas de estas posturas trabajan directamente sobre la columna vertebral, que es como el “cable central” de todo el cuerpo. Ahí está conectado el sistema nervioso, que es el que gestiona cómo nos sentimos, cómo reaccionamos, cómo dormimos, cómo digerimos… casi todo, en realidad.

Cuando hacemos asanas, no solo estamos moviendo músculos: estamos estimulando el sistema nervioso, ayudando a que se regule, se relaje o se active según lo que el cuerpo necesite. Y eso se traduce en más equilibrio, más claridad y más sensación de estar presente.

Y no hace falta hacer posturas complicadas.

A veces, con moverte un poco, respirar mientras lo haces y sentir el cuerpo, ya estás haciendo yoga.

3. Relajación adecuada

No se trata solo de tirarse en el sofá o quedarse quieta un rato.

En yoga, la relajación profunda (o savasana) es algo más completo. Es una forma de soltar tensiones a tres niveles: físico, mental y también algo más sutil, que podríamos llamar espiritual (o simplemente esa sensación de volver a ti).

A nivel físico, ayuda a que el cuerpo se recupere, suelte la tensión muscular y baje revoluciones.

A nivel mental, permite que los pensamientos se calmen, que no estén todo el rato saltando de un lado a otro.

Y a nivel más profundo, esa pausa consciente abre un espacio de conexión, de silencio, donde no hay que hacer nada ni ser nadie. Solo estar ahí.

Basta con tumbarte unos minutos, respirar, soltar el peso del cuerpo al suelo y permitirte parar del todo. Como si pusieras el sistema en modo reposo.

Puede parecer poco, pero hace muchísimo.

4. Dieta adecuada

La forma en que comemos también es parte del yoga. No se trata de seguir reglas estrictas, sino de tomar conciencia: de lo que elegimos, de cómo nos sienta, y también del impacto que tiene en el mundo.

Comer bien, en este contexto, significa priorizar alimentos frescos, naturales, que nutran de verdad y que estén lo menos procesados posible. Alimentos que vienen de la tierra, no de una fábrica.

También tiene que ver con no hacer daño: ni al cuerpo, ni al medio ambiente, ni a otros seres. Elegir alimentos que no impliquen sufrimiento animal o que respeten los ciclos de la naturaleza es una forma sencilla de cuidar con lo que comemos.

Y sobre todo, comer con atención, con disfrute y desde un lugar amable. Nada más.

5. Meditación y pensamiento positivo

Esto va más allá de “pensar en positivo” como si fuera magia. Es más bien observar lo que pasa ahí dentro, sin tanto juicio. Darte cuenta de lo que te dices. Y poco a poco, intentar soltar lo que no suma.

La meditación, aunque sea unos minutos al día, ayuda a hacer ese “limpieza general” mental.

Y si no meditas, no pasa nada. A veces solo con apagar un poco el ruido ya es suficiente.

Al final...

Estos cinco pilares no son normas, ni retos, ni metas.

Son como recordatorios.

Cosas simples que puedes ir trayendo a tu día a día, a tu manera. Sin presión. Sin tener que hacerlo perfecto.

Solo ir caminando, poquito a poco.

El yoga no solo es una práctica,

es una manera de vivir

con más paz, más conexión y más bienestar. 

"El yoga no es una práctica, no es un ejercicio ni tampoco una técnica. La conciencia popular ha generado una forma sesgada del yoga que se ha difundido por el mundo. Esto es una parodia de una ciencia de una grandeza y profundidad extraordinarias que se originó en el subcontinente indio. La ciencia del yoga es sencillamente la ciencia de estar en alineamiento perfecto, en armonía absoluta, en completa sincronía con la existencia."

Sadhguru

woman praying wallpaper
woman praying wallpaper